Tras el empate sin goles el viernes frente al Espanyol, la jornada fue arrojando resultados que al terminar la misma solo ha dejado un pequeño buen sabor de boca a falta de siete jornadas para finalizar la competición regular.
Como muchas cosas en esta vida solo se puede estar en uno de los dos bandos establecidos. Zurdo o diestro, playa o montaña, tortilla con cebolla o sin cebolla y el caso que nos atañe: optimistas y pesimistas. La semana de partido reunió a muchos de los primeros con todas las campañas y acciones que se realizaron y posteriormente durante el partido con el ambientazo que se vivió en Butarque. Pero, seguramente, al escuchar el pitido final muchos cambiaron de bando e incluso lo han podido hacer durante el trascurso del fin de semana dependiendo de los resultados que se dieron y pensando más en frío si el empate era finalmente bueno o no.
En un lado de la balanza están los férreos de los números, es decir, los que defienden a fuego que si tú has empatado y el rival ha ganado, las matemáticas te dicen que te han recortado dos puntos. Con esa mirada hubo equipos beneficiados la pasada jornada. Pero, el caso es que el Leganés está administrando una ventaja desde que decidió ponerse líder de la categoría y que el problema es que dada la igualdad que hay en la liga, ese hueco se va comparando semana a semana con el rival de turno.
Pero viéndolo desde el otro punto de vista, el empate ante el Espanyol fue un buen botín porque esa tercera plaza la ocupa el conjunto perico, que no ha recortado puntos al Leganés y que encima ha perdido el gol-average, por lo que esa brecha «se amplía» a cinco con 21 por jugarse. También podemos echarle un vistazo al rendimiento de las últimas cinco jornadas. Solo el Valladolid ha sido capaz de recortarle algo al actual líder de la liga. El tiempo se acaba y los puntos también. Ver el vaso medio lleno o medio vacío depende de cada uno, pero una victoria en Tenerife nos ayudará a todos a verlo con un poquito más de optimismo.
Once Leones 
