La primavera se ha adelantado en Leganés y todo florece. El primer equipo ganó holgadamente y todas sus estrellas brillaron, el filial recondujo su situación con Koke y Sydney en el once inicial y el juvenil hizo el pleno afianzando su tercera posición en DH.
El trabajo de cantera no muchas veces tiene sus frutos, pero el Leganés siempre ha sido un club que ha apostado por el materia prima que ha ido formando desde que muchos de sus jugadores dan las primeras patadas a un balón. Muchos han quemado sus etapas desde benjamín hasta el filial y otros tuvieron que llegar en etapas intermedias o tardías. Por eso a veces el término «canterano» es difícil de identificar o solo con haber jugado en el filial ya lo contaríamos como ese cupo.
Es difícil competir competir en la región con transatlánticos como Real Madrid y Atlético, quienes se encargan de captar desde jóvenes a muchos de los jóvenes madrileños y por extensión leganenses. Le tocó en su día a Carvajal que cambió el Lemans por Valdebebas y años atrás a Gabi que hizo lo propio pasando del San Eladio al Cerro del Espino. El caso de Diego es la consolidación del Leganés como tercera cantera madrileña, aprovechando el declive de equipos como Rayo o Getafe. Alvin, Solozabal, Koke o Sydney son los nombres que vienen a sonar para acompañar a la hornada formada por Avilés, Naim o Lalo, todos ellos aprovechando la oportunidad fuera de casa para consolidarse como hicieron otros anteriormente.
Volviendo a Diego García, a quien Jorge Broto y su equipo de captación convencieron para que dejase el Rayo «B» y se enrolara en el filial pepinero fue un acierto pleno. Fue quemando etapas, que sumado a una cesión en el Fuenlabrada, le ha dado galones para romper a goles este año. Lleva once en su primera campaña en Segunda División y su ambición es proporcional a la del equipo. Por su cabeza pasa por llegar a los 15, pero seguramente también el ascenso y la oportunidad de anotar en Primera División el año que viene.
Once Leones 
