Terminada la primera vuelta, el Leganés queda alojado en la séptima clasificación de la tabla. Nueve victorias, cinco empates y tantas derrotas dejan a los pepineros con 32 puntos en la estela de los mejores.
32 puntos es una cifra que muchos hubiéramos firmado a principios de temporada para afrontar la segunda parte del campeonato. Ahora bien, visto el grupo, y en como se está desempeñando, donde la igualdad es máxima, estar en la pomada y demostrando ser superior en el juego (que no en el marcador) a todos sus rivales, hace que el optimismo rebose tanto en la plantilla como en la afición.
Cierto es que el comienzo no fue muy esperanzador, primero remontando al Real Unión el la jornada inicial un partido al más puro estilo Pablo Alfaro con un arrebato de juego y ocasiones que terminó por derribar el muro guipuzcoano. Poco después una racha de cuatro empates consecutivos, donde la puntería les fue esquiva a los de Garitano, lastraba lo que podía ser un gran arranque liguero optimista, que se complementaba con las rondas de Copa de Rey pasadas.
Sin embargo el mes de octubre fue clave para el equipo. Se perdió la imbatibilidad en Laudio y semanas después el Racing de Santander le arrebataba de la forma más cruel el honor de medirse con un Primera en la competición copera. No acabaría ahí su sufrimiento, ya que la derrota en El Alcoraz reflotó a un rival directo y la Real Sociedad «B» acabó con el fortín de Butarque un año después de que el Coruxo lo profanara.
A pesar de ello, el Lega se rehízo y en Sestao se produjo uno de los puntos de inflexión del campeonato, ganando en Las Llanas el primer partido como visitante. Una racha que continuó en sus «gira» madrileña ante los filiales de Atlético, Real Madrid y Getafe. Eso le sirvió para coger aire y no verse demasiado dañado por las dos últimas derrotas fuera de casa ante rivales directos como el Toledo y el Bilbao Athletic.
Lo mejor que ha demostrado este equipo ha sido su juego de toque al que solo la mala suerte de cara a puerta le ha privado de marcar más de los 25 goles actuales. Ha sabido sostenerse en una defensa férrea a la cual solo los tres goles encajados en Lezama ha empañado unos números que hacían gala de una de las porterías menos goleadas del grupo, actualmente con 16 tantos encajados en 19 partidos.
Línea por línea el equipo ha mostrado una competitividad grandiosa. Empezando con la portería, donde Dani Barrio se ha hecho indiscutible tras la retirada de Rubén Falcón iniciada la temporada. El asturiano comenzó dubitativo, pero a medida que pasan los partidos se va mostrando más seguro. Su alternativa en el banquillo, Jesús Jiménez, fue el mayor beneficiado por la salida del guardameta aragonés e incluso debutó en Toledo donde cumplió y demostró ser una garantía para suplir al ex del Oviedo.
La intensidad defensiva del equipo ha sido la tónica de cada partido. A pesar de las numerosas bajas que ha sufrido en este tramo de la temporada ha demostrado que todos sus componentes se complementan perfectamente. De La Vega y Dani Gómez han rayado a un gran nivel varios partidos, siendo inamovibles para Garitano, el que con Luis Ruiz ha encontrado una pieza que podría disputarle el puesto de titular a ambos. En el centro de la zaga, la lesión de Postigo dejó clara la pareja Mantovani-Santamaría, que solo se ha visto alterada por las sanciones y donde Paco Candela ha suplido con garantía cualquiera de ellas. Mención aparte la del argentino, que después de su tercera expulsión consecutiva se habrá llevado un tirón de orejas del mister.
Competitividad, esa es la palabra que podría definir al centro del campo pepinero. Un lugar donde hacerse un puesto en el once solo se consigue con trabajo y tenacidad. Al inicio de temporada la pareja Alberto Martín-Javi Eraso atisbó una sociedad que con el paso de los partidos está convirtiéndose en fundamental para el esquema de Asier Garitano. Solo la lesión del dombenitense llevó a la primera plana al mencionado Paco Candela, quién además de presentarse como un excelente recambio, añadió el plus goleador en un momento clave de la temporada. Mientras tanto Valleros y Jorge Alonso no terminan de asentarse con el técnico de Bergara. pero sabiendo que la temporada es larga, el fondo de armario que aportan el madrileño y el salmantino será clave.
Por delante las piezas no dejan de bailar en cada partido. A pesar de ser la zona donde varios jugadores no han mostrado todo su potencial es la que más asentada se encuentra. La banda derecha con Velasco y Fer Ruiz, ha aportado juego aéreo en segundas jugadas cuando los equipos presionaban la salida del balón, y goles, los del marbellí en Copa ante el Lucena y en Liga ante el Real Madrid «C» y el del ex del Carabanchel para remontar ante el Real Unión. En la banda opuesta, Carlos Martínez va a más tras una inoportuna lesión y ya demostró ante el filial bilbaino que su zurda sigue afinada. Zurda que está por llegar la de Álvaro García, donde ha estado magistral en la asistencia con ambas piernas, pero no tanto en el gol. Se espera más del de La Romana y esta es la parte del campeonato donde el equipo lo necesitará.
El jugador más destacado de estos 19 partidos seguramente sea Fran Moreno. Llegado con la vitola goleadora de su última temporada en el Ontinyent, el navarro comenzó dubitativo, pero el partido ante el Sestao desató su juego y ya fuese en el mediocentro, la mediapunta o la delantera el futbolista criado en Tajonar ha demostrado su calidad. De ahí en adelante se convirtió en el jugador referencia para Asier Garitano y su adaptación al esquema de juego puede decirse que es total.
Arriba Carlos Álvarez sigue intentando luchar contra el pasado. Las comparaciones con sus predecesores siempre están en la grada y es que Butarque ha estado muy acostumbrado al «caviar» de los Quini, Anibal, Arruabarrena o más recientemente Dioni. Sin embargo el «Guaje» elude cualquier comparación y su garra no solo se convierte en goles para su estadística, si no en ocasiones y juego para sus compañeros, los cuales son los más beneficiados por el juego del asturiano. También como el pasado año, Pírez parte desde la sombra donde poco a poco va acumulando minutos pero le falta dar el gran paso y derribar la puerta de la titularidad.
La marcha de este equipo tiene gran parte de la culpa la figura de su entrenador, Asier Garitano. La sombra que dejó Pablo Alfaro fue muy alargada pero el guipuzcoano en ningún momento eludió la responsabilidad de manejar el timón del C.D. Leganés. Los más críticos con él se han encandilado con su juego. No aburre a la parroquia de Butarque, todo lo contrario, su fútbol vistoso y de toque, no emula al Barcelona pero la capacidad de que su equipo se active en los metros finales es vertiginosa. Les pidió más llegada a sus jugadores de segunda línea y ellos le respondieron con goles. Su práctica del fútbol de posesión, donde los centrales aparte de defender juegan un papel fundamental en la iniciación del juego, hace que todos los jugadores se sientan importantes.
Estas son las valoraciones del primer tramo de la temporada. Optimistas, partiendo desde la séptima posición y encontrando algo de tráfico en la salida pero sobre todo teniendo en cuenta que la segunda vuelta el calendario puede afrontarse de otra manera, recibiendo a muchos de los equipos de la zona alta en Butarque donde el gol-average jugará una baza fundamental y donde solo los desplazamientos a Gran Canaria o Cuenca pueden hacer que los pepineros se vuelvan de vacío. Para que no ocurra esto, el Leganés buscará reforzarse en el mercado invernal con un portero y/o un delantero que le ayude a mejorar lo que ya de por si tiene de bueno. Toda ayuda será poca quedando en el futuro una clasificación para los playoffs donde el ascenso es un premio merecido tras tantos años de buen trabajo de esta entidad.
Once Leones 
